Para realizar un
análisis frente a las implicaciones que resultan de los Proyectos Pedagógicos, se
hace necesario tener en cuenta algunos aspectos claves, como lo son: caracterización
y lectura de contexto; definición de una metodología de trabajo y plan de
acción; establecer metas y límites; definir un proceso de evaluación, y
encontrar un equilibrio entra la objetividad y la subjetividad.
Por esta razón, al
comprender la vida a través de cada una de sus etapas, encontramos un sin
números de obstáculos y pruebas que se encuentran plenamente ligadas al
proyecto de vida de un individuo; es así, como el maestro desarrolla en la
construcción de la realidad una claridad en sus metas u objetivos, fijados
hacia el mejoramiento de los estilos de vida y la importancia del
reconocimiento de los límites.
Además, el desarrollo
de cada una de las dimensiones que integra el ser humano, demanda un continuo
cambio, que aunque contempla la realidad no como un mito sino como aquello que parece ser, este requiere una
manera más lógica, precisa y consistente de pensar sobre los problemas y
determinar las causas y efectos entre las acciones y los resultados.
De este modo, los
proyectos ideados por los maestros Gruwell y Rainer, en los films “Escritores de la Libertad” y “La Ola” respectivamente, al ser de
naturaleza cualitativa, tratan de identificar la naturaleza profunda de las
realidades y su sistema de relaciones desde una estructura dinámica. Haciéndose
fundamental al decidir implementar dichos proyectos, partir de una
caracterización y lectura de contexto como lo hace la maestra Gruwell; pues las
tradiciones, los conceptos, las experiencias y los relatos de una sociedad,
atienden a un saber pedagógico, distinguido por el devenir histórico de las
prácticas educativas, que han sido definidas por un orden político-económico,
en un intento por reorientar la mirada pedagógica mundial.
Por tanto, todo éste
saber pedagógico, que parte de un orden social y obedece a una disposición
política-económica, emana el esfuerzo de una colectividad por comprender cuál
es el sentido de la educación, y generar múltiples respuestas en torno a ello,
como: instruir o guiar, aconductar, disciplinar y formar, entre otras.
Igualmente, es
claro, que se debe tener definida una metodología de trabajo y un plan a
seguir, como los maestros mencionados anteriormente, quienes decidieron optar
por planear una serie de actividades y clases que perseguían un objetivo de
formación; sin embargo la pregunta se hace evidente: ¿qué tipo de formación? Y
¿por qué formar? Aunque los maestros atendían a unos intereses diferentes, es
esencial en el proceso de planeación del proyecto, acentuar en los objetivos y
las metas que pretenden alcanzar, teniendo en cuenta dos criterios, uno
filosófico y ético, desde la reflexión de lo que desean realizar y porqué; y
otro criterio relacionado con las implicaciones metodológicas, claridad y
concreción sobre lo que quieren y no quieren abarcar. También, idear unas
metas, frente al alcance que quieren tener con éstos Proyectos.
Sin embargo, el
planteamiento de los objetivos, según los niveles de investigación son explicativo-descriptivos dado que intentan
responder los porqués, explicando las causas de un fenómeno en un contexto,
intentando dar cuenta de la realidad y hacerla comprender a través de la
descripción de los hechos.
Todo este proceso, al irse ejecutando, va proporcionando evidencias del
alcance y las consecuencias de las acciones emprendidas, y de su valor como
mejora de la práctica, las cuales no tuvo en cuenta el profesor Rainer, ya que
ignoró y omitió por completo el proceso de evaluación, solo hasta que
finalmente, comienza a salirse de sus manos las situaciones que se presentaban
con los estudiantes y los enfrentamientos con otros miembros de la comunidad en
general.
Es posible incluso encontrarse ante cambios que implique una redefinición
del problema, ya sea porque éste se ha modificado, porque han surgido otros de
más urgente resolución o porque se descubren nuevos focos de atención que se
requiere atender para abordar nuestro problema original; como en el caso de la
maestra Gruwell, quien tuvo que restructurar todo el planteamiento que
inicialmente había realizado, ya que la evaluación, además de ser aplicada en
cada momento, debe estar presente al final de cada ciclo, dando de esta manera
una retroalimentación a todo el proceso.
Uno de los criterios fundamentales, a la hora de evaluar la nueva situación
y sus consecuencias, es en que medida el propio proceso de investigación y
transformación ha supuesto un proceso de cambio, implicación y compromiso de
los propios involucrados.
No obstante, una
buena educación no depende únicamente de la implementación de un modelo
pedagógico, un plan de acción y un proceso de evaluación, sino que concibe un
análisis de los modelos pedagógicos ensayados; logrando conocer cómo los
componentes estructurales de la práctica pedagógica moderna se han venido
superponiendo sobre la escuela y sobre el maestro.
Es por esto, que la
propuesta más innovadora en la educación, apunta a que el maestro promueva la
construcción del conocimiento, resignificando la labor docente en una tarea de creatividad,
la cual vincule el saber y las tecnologías de organización, como quiso
pretender el docente Rainer en su curso de Autocracia.
Análogamente,
vemos que los maestros se enfrentan ante una disyuntiva que parte del rol
asignado y el saber pedagógico, las cuales propician una formación en subjetividad;
entiéndase ésta como las percepciones basadas en el punto de vista de un
sujeto, influido por sus intereses y deseos particulares. Para el maestro
Rainer Wenger el iniciar un proyecto, promovido por la ira de haber sido
cambiado de curso, y por la ganas de satisfacer sus propios ideales, mostrando
lo que era capaz de hacer, provocó en él una pérdida de la objetividad,
desconociendo la implicaciones que podría tener el proyecto en los estudiantes
e ignorando que la comunicación en el aula debe tener carácter clínico
o didáctico en sentido que el docente tiene que reconocer que su misión es
la de optimizar el desarrollo de los aprendizajes,
aplicando estrategias y métodos que promuevan desde su actuar
cotidiano.
Este reconocimiento
elimina los convencionalismos de docente prepotentes y agresivos que
generan estrés en lo estudiantes y promueve la concienciación de que la
comunicación es un acto en el cual tanto el docente como el estudiante se
encuentran entre sí como lo que son seres humanos en un proceso de aprendizaje.
Consecuentemente, hay
que advertir la posibilidad o imposibilidad de establecer una educación alejada
de la política, ya que somos seres humanos que vivimos en conjunto, atendiendo
a un objetivo común. Así, la formación es un derecho de todos que debe ser
asegurado, pero ello, implica fundar unas condiciones favorables, en un sentido
político-económico, que respalden el buen desarrollo de ésta.
Por otra parte,
existe el riesgo de considerar al maestro como una ‘víctima’ del sistema, y el
folklorizar la historia. Si bien, estos dos aspectos, deben tener un cierto
equilibrio, ya que ayudan a convertir las contradicciones en condiciones de
posibilidad que en la mayoría de los casos ayuda a renovar el acto pedagógico;
dicho sea el caso del Proyecto “Escritores de la Libertad”, quien liderado por
la profesora Gruwell, renueva completamente la perspectiva del quehacer
pedagógico del maestro en el aula, a nivel institucional; puesto, si bien
arriesgó su matrimonio, al involucrarse ‘demasiado’ en la búsqueda de bienestar
para sus estudiantes, mantuvo una lógica objetiva cuando no le dio un valor
agregado al proyecto, que parta solo desde su satisfacción personal. Si la
relación es adecuada, el trabajo del maestro es realizado
eficientemente y las situaciones son desarrolladas favorablemente. De esta
manera una activa relación entre maestros y estudiantes cultiva la efectividad
en el proceso de enseñanza y en los procesos de evaluación para la construcción
de experiencias innatas e integrales.
De igual forma, los
dos educadores, se encuentran encadenados en cuanto al desarrollo de sus
clases, puesto que no se les está brindando las condiciones necesarias para un
adecuado proceso de enseñanza-aprendizaje; por ejemplo, si el maestro desea
realizar trabajos de campo y/o salidas pedagógicas con sus estudiantes, no
puede ya que tiene a su cargo un número excesivo de éstos.
Asimismo,
se repite dicha situación al momento de
emplear diferentes materiales didácticos pues no hay los recursos suficientes
para hacerlo, y si el profesor decide utilizarlos se ve obligado a destinar
parte de su pago (como la maestra Gruwell), o en el peor de los casos, tener
que recurrir a adquirir otro trabajo, para la creación de dichos elementos o,
sino, pedírselo a sus alumnos; sin embargo, debemos tener en cuenta que gran
parte de nuestra sociedad no cuenta con los medios necesarios para adquirir
estas herramientas, aunque el maestro no debe tomar esta situación como una
excusa para no romper con la rutina de sus clases e innovar con métodos en los
cuales genere en sus educandos mayor motivación por aprender.
Empero, hoy por hoy, la enseñanza tal parece que ha pasado de un lugar
privilegiado a uno secundario, dando paso a la racionalidad del capital y de
una inversión específica a costos en un bienestar individual y no colectivo.
Siendo atendida bajo una óptica diferente y forzándola a modernizarse,
pretendiendo hacer más con menos.
Evidentemente, hemos de notar que la intención de la sociedad no es
presentar al maestro como el educador ideal, al desvalorizar su labor como la
fuente de conocimientos y saberes latentes para la formación ética, moral e
intelectual de los alumnos. Viéndose ésta afectada día a día y claramente
subestimada como un continuo adiestramiento regido por un transmisor de
conocimientos (docente) enviado a un receptor (alumno); lo cual provoca una
enorme connotación al presentar altibajos a lo que se le ha llamado la
educación “moderna”, al intentar generar
un modelo activo tanto para los maestros, quienes se convertirán en
orientadores y promotores de cambios positivos; como para los estudiantes,
cuyos aportes contribuirán a un pleno proceso de formación y desarrollo
cognoscitivo.
Entonces, los que se cuestionan muchos maestros, dadas las diversas
situaciones que envuelven el saber pedagógico, y no siendo excepción, el caso
de los maestros líderes de “Escritores de la Libertad” y “La Ola”, es: -¿Qué
debemos hacer primero, cambiamos el sistema de enseñanza para educar bien o
educamos bien para cambiar el sistema de enseñanza?-
Si se espera a cambiar el sistema de enseñanza es necesario hacer toda una
modificación en las estructuras a escala general, en cada centro educativo,
como lo pretendía Rainer; lo cual, va a llevar más tiempo. De lo contrario, si se
empieza por la segunda opción, educando a conciencia, trabajando valores y
principios, se le está dando la oportunidad, a los estudiantes, de afianzar su
seguridad personal, de levantar su autoestima y quererse a sí mismo; de
acrecentar su nivel de solidaridad y de compromiso, de aprender a convivir, de
ser responsable y de dedicar su vida a servir y ayudar a la humanidad. Logrando
esto, seguramente cambiará el sistema de enseñanza, lo cual pudo alcanzarlo la
maestra Gruwell.
Finalmente, frente a las implicaciones que tienen los Proyecto Pedagógicos,
el asunto es lógico: cada vez que se abría una ventana, cada que entraba una
luz lo que se aclaraba era la inquietud, se hacía mayor, más compleja, se
volvía un problema de investigación, y por tanto cada acontecer en el aula es
objeto de observación, seguimiento, planeación y evaluación.
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