jueves, 23 de agosto de 2012

ACERCA DE LA LLAMADA 'SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO'...



Actualmente, nos encontramos sumergidos en una llamada “sociedad del conocimiento”, pero ¿Conocimiento de qué? ¿Acaso conocimiento de programas de televisión que sólo buscan incrementar un rating y ser usados como telón para olvidar lo que realmente sucede? ¿Conocimiento de las prácticas y avances que realizan grandes pensadores, que son apasionados por su profesión, pero que solo ‘reconocemos’ si van acompañados de una tragedia?



Resulta inadmisible decir todos vivimos en un mundo feliz, porque somos la sociedad más informada, pues, como dice en una caricatura “soy libre… puedo elegir el banco que me exprima; la cadena de televisión que me embrutezca; la petrolera que me esquilme; la comida que me envenene; la red de telefonía que me time; el informador que me desinforme y la opción política que me desilusione… insisto: soy libre”. Pero, no es extraño que en un sociedad TAN informada, donde lo medios de ‘comunicación’ son los que priman, y gracias a ello conocemos una noticia de otro continente, en tan solo 1 minuto que tardan escribiéndolo en alguna red social, desconozca completamente las implicaciones que tiene esta educación informal, como la morbosidad que genera el hecho de querer simplemente leer un periódico por deleitarse con las fotografías del asesinato: el deseo por un saber enciclopédico, impuesto por las editoriales, que aunque los niños de 3 años van a una institución, a interactuar con el otro, deciden que deben aprender a leer; un afán por lo inmediato, que suprime lo realmente valedero y desdibuja la naturalidad de cualquier proceso formativo; la falta de comprensión y promoción de una lógica social, que no sólo determine si un argumento es verdadero o falso, sino que cumpla un rol participativo que ayude al fortalecimiento de la identidad de una comunidad, en busca de una felicidad o satisfacción.

De este modo, al analizar cada una de las implicaciones anteriores, que son pocas, con todas las demás acciones que fragmentan el conocimiento, o mejor dicho, el deleite y goce, por adquirir un conocimiento. Me cuestiono, ¿Es suficiente, con saber que mi vecino de tres añitos, y que está en preescolar aprenderá a leer inglés, francés y alemán a su corta edad, pero que no disfrutará ni podrá interactuar con su mundo, ni con el otro?, ¿Es suficiente, con ver y comentar las nuevas series de televisión que buscan que los ciudadanos, ‘conozcan la verdad’ frente a una situación de narcotráfico y asesinatos, ignorando que en tan solo unas semanas el plazo de un nuevo Tratado de Libre Comercio, cumplirá su fecha límite?.

Considero, es pertinente que ya los niños y las niñas, los jóvenes y las señoritas, asistan a la escuela ser quiénes son, cuál su labor en esta sociedad, qué es lo que realmente quieren hacer, cuál es la posición que asumen frente a una realidad tan sobrecargada de desinformación. Porque no se está informado, si solo creemos lo que dicen los medios de comunicación de orden mixto, que por supuesto, no mostrarán las acciones en contra de una comunidad que realizan sus patrocinadores; es cuando se asume una posición crítica-reflexiva frente a dicha situación que surge un replanteamiento de la formación humana que se lleva a cabo en las escuelas. Por ello, se deben formar personas capaces de asumir la felicidad, pero no como la sensación que les produce publicar en una red social un estado o una imagen estereotipada; personas que sean felices, porque tienen un gran aprecio por lo que han decidido hacer y ser como profesionales.

Todo lo anterior se produce, debido a la tecnificación que trajo la civilización humana, degradando la formación de los seres humanos, atenuando lo que significa vivir en comunidad e igualmente los estudiantes tienen otros intereses, como visitar páginas web con contenidos obscenos para los infantes, abiertos al público sin ningún tipo de restricciones y para encimar,  las redes sociales los trasladan a un universo de fantasías donde ellos son el centro de atención; del mismo modo, los buscadores de internet han potencializado la mediocridad en los estudiantes, que han dejado a un lado la lectura y la investigación, por el pragmatismo encaminado al cumplimiento y no al goce que puede generar el estudio; entonces, la tecnología en vez de aportar al crecimiento cognoscitivo de las personas se está convirtiendo en piedra de tropiezo para la denominada sociedad del conocimiento, trayendo consigo la era de la espera, ¿Espera de qué?:  No se sabe, pero sólo la comunidad tomará el camino que considere más conveniente para la formación y construcción de la ciudadanía y valores de los seres humanos.

Por consiguiente, lo medios de comunicación ejercen una gran presión sobre las personas, pues como expone Noam Chomsky[1], estos buscan “mantener al público en la ignorancia y en la mediocridad”[2], mostrando tan sólo una parte de la verdad o incluso modificándola, estimulando a las personas, a ser complacientes con la mediocridad; apartando su inconsciente (reflexión e introspección); llevándolos a ser vulgares e incultos. “Si bien la reflexión se ha privilegiado en el campo educativo, la introspección, es otro proceso e instrumento, poco utilizado por el maestro, que en interacción con la reflexión, se constituiría en una potente herramienta, así lo esperamos,  para que el maestro, alcance niveles de abstracción que le permitan, desde su interior, repensar su praxis y lo lleven a subjetivar su esencia, para un pronunciamiento frente a la sociedad como sujeto político”[3].

Si bien es cierto, los medios de comunicación, se dirigen al “público como criaturas de poca edad”[4], desviando la atención de lo realmente importante. 

Ahora bien, debemos considerar que el papel del maestro es el de un mediador entre la relación sujeto-objeto-cultura, que fomente procesos para la transformación de los contextos socioculturales, proponiendo como fuente de desarrollo la ciencia; sin embargo, al proponerse ésta como fundamento para el crecimiento de una sociedad idealista, afecta considerablemente los espacios de la vida humana, su relación con la realidad, sus pensamientos ideales y sus hábitos cotidianos. Debido a que la sociedad acata que “la educación necesita tanto de formación técnica, científica y profesional como de sueños y utopía”[5], en la cual no prime sólo lo pragmático sino la reflexión y la introspección que deben hacer los estudiantes, sus familias y su grupo social. Así como el maestro debe pensar constantemente en grande, adquiriendo un lenguaje que trascienda y afirme la ciencia y la tecnología como un cambio no hacia una comprensión esquematizada, sino más bien, hacia una evolución global, partiendo del su autoconocimiento como ser formado y fundado en una vocación que lo hace feliz y satisface sus quehacer.


[1] Lingüista Norteamericano.
[2] CHOMSKY Noam, “DIEZ ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN”.
[3] POSSO P., Harold. “EL MAESTRO-ESCUELA”. Licenciado en Educación Biología y Química de la Universidad del Valle. Ponencia hecha en reuniones de CAFÉS PEDAGÓGICOS en la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero. Mayo de 2011. 
[4] CHOMSKY Noam, “DIEZ ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN”.
[5] FREIRE Paulo.

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